A principios del mes de mayo pasamos unos días en Ibiza. Además del carácter laboral de nuestra visita, no nos faltó tiempo para recorrer una isla que ya conocemos bien pues, además de los lazos familiares y las amistades que nos unen a ella, ya tuvimos la ocasión de hacer un reportaje de fotografía y vídeo hace algunos meses (un trabajo que pronto publicaremos en este blog). Ese recorrido, que siempre procuramos hacer por el lado menos transitado, nos deparó imágenes muy interesantes, algunas de las cuales os presentamos a continuación. Pero hay algo que también nos inquieta y atrae y que es representado a la perfección en las postales.

Siempre nos ha gustado coleccionarlas y en Ibiza, pararse a mirar postales en las tiendas de souvenirs es un ejercicio de antropología único. Desde fotografías realmente buenas, hasta paellas horror vacui, no si una buena ración de tetas operadas y ultrabronceadas. Aunque, para ser justos, lo bueno y lo malo no lo determina el tema, sino la técnica. Ese principio, aprehendido de los pintores del impresionismo, siempre lo hemos tenido como máxima. Otra cosa son las ínfulas artísticas de cada uno; otra cosa es el gusto, otra, la legitimidad de los temas. Vaya, es un debate largo. Un debate omnipresente durante toda la historia del arte y aplicable a todas las expresiones y lenguajes narrativos.

Todo ese debate también existe en las postales. De hecho, se escenifica a la perfección. Puedes encontrar una postal de una venus púnica mal fotografiada y otra postal con una venus escandinava perfectamente retratada. Y de verdad, hay auténticas joyas. Algunas de las fotos que mostramos a continuación tienen el sabor de las paellas de amarillo carnaval. De aquellas postales de los años 80 y 90. Son fotos sin pretensiones, veraniegas y frescas. Con encuadres ya vistos en Ibiza, Mallorca, Benidorm, Tenerife o la Riviera Maya (ese término italo-maya, hijo de algún tour-operador poeta). Otras fotos, sin embargo, muestran la otra cara. La de los consumidores, como nosotros, de fotografías hechas para el recuerdo.

De fotografías de los buenos tiempos.

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