El momentazo. O los momentazos, según se mire. Porque al final un acto como este es un cúmulo de detalles que no deberíamos perder para siempre. Una foto del día de tu boda no sólo es una foto de tu suegra, o de tus primos. Las fotos son el olor de las flores que llevas, el tacto de tu traje, los minutos previos a la salida del coche o, por qué no, la cogorza de alguno de tus amigos.